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LOS SONIDOS DE LIBERTAD EN EL APARTHEID:

MÚSICA Y RESISTENCIA

Sonidos de resistencia: lágrimas, gritos, lucha y música en el levantamiento de Soweto

El 16 de junio de 1976 los estudiantes escolares de Soweto escucharon mucho más que los sonidos de sus cantos de protesta en aquella marcha que reivindicaba el derecho a la educación de los africanos negros. Fue solo cuestión de tiempo para que la policía, al servicio del gobierno segregacionista racista blanco, llegara a manchar de sangre las calles de los suburbios más pobres de Soweto.

 

La fotografía que introduce este capítulo fue tomada por Sam Nzima. En ella se puede observar un evento aterrador que hace temblar las fibras de cualquier ser humano sensible. La mirada del sujeto que carga al niño es desgarradora; el niño que es cargado es Hector Pieterson, de 13 años de edad. Aquel 16 de junio Hector salió a marchar junto con su hermana Antoniette Pieterson en contra de las imposiciones educativas del gobierno colonial. Ese día Hector no llegó vivo a su casa debido al impacto de un balazo en su cuerpo. Esta fotografía fue publicada en un periódico llamado World Newspaper, el cual fue censurado por el régimen. Así mismo, la policía amenazó de muerte a Sam Nzima si no abandonaba su trabajo como fotoperiodista; consideremos que además de abandonar su trabajo para proteger su vida, tuvo que pagar un año y siete meses de prisión domiciliaria. La fotografía retrata mucho más que aquel preciso instante de un joven corriendo con un niño muerto en brazos mientras que la hermana de 16 años no podía esconder su consternación. Esta imagen logra simbolizar el dolor a causa de las 575 personas muertas y de los 2380 heridos durante el levantamiento de Soweto el 16 de Junio de 1976.

 

Las razones de la marcha eran múltiples. En primer lugar, el gobierno realizó una reforma en la cual impuso la lengua afrikáner como único idioma de enseñanza en la escuela. La intención del gobierno con este plan era “construir” al individuo africano negro como un sujeto con una identidad nacional específica (sujeto dócil, inferior, obrero) dentro del proyecto de país afrikáner. Los estudiantes, que en su mayoría hablaban inglés y sus lenguas nativas, quedaron inconformes con aquella reforma. De igual forma, la implementación del idioma afrikáner como lengua oficial en las escuelas también intentaba poner en práctica uno de los principales mecanismos de dominación colonial: separar al colonizado de su pasado independentista y de su identidad.

 

Otra de las causas que desembocaron en la marcha fue la inconformidad acumulada de los sectores estudiantiles y políticos por el contexto social que se estaba viviendo en Sudáfrica. Existían organizaciones estudiantiles que estaban en contra del Apartheid, dos de ellas eran South African Students Movement (SASM) y Congress of South African Students (COSAS) fundada en 1979. Lo ocurrido en Soweto contribuyó al establecimiento y potenciación de un movimiento estudiantil antiapartheid. De modo que, aquella marcha, significó mucho más que la dolorosa pérdida de vidas, se podría decir que para muchos sudafricanos fue un antes y un después en sus formas de resistencia y en su lucha en contra del régimen de segregación racial. La comunidad internacional también rechazó los eventos ocurridos aquel 16 de junio y el gobierno colonial cada vez estaba más estigmatizado como violador de los derechos humanos.

 

El Levantamiento de Soweto es un caso muy enunciativo para el estudio histórico, es un ejemplo claro del ejercicio represivo por parte del régimen del Apartheid. Por tal motivo, en este capítulo discerniré a través de lo ocurrido, el 16 de junio de 1976, el funcionamiento del dispositivo de control colonial en el Apartheid. Del mismo modo, analizaré el papel imperioso de la música como forma de resistencia y como medio de difusión de ideas antiapartheid e independentistas.

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Sam Nziman, Soweto Uprising

 ¿Qué sonó más, los gritos de terror o los gritos de protesta de los colonizados? El terrorismo, es este caso de Estado, es aquella práctica que busca atentar contra un grupo social en su cotidianidad destruyendo las fibras más internas de las comunidades y de los individuos causando en aquellos un sentimiento casi infinito de miedo y terror a su muerte y a la pérdida de su estilo de vida, a la tortura, a la desaparición y a la muerte de sus seres queridos. De aquel miedo, o más bien, de aquel terrorismo de Estado las elites blancas del Apartheid se aprovecharon para dominar al africano negro.

 

Lo que sucedió en la masacre de Soweto no fue un accidente, no fue algo espontáneo, ‒me refiero al comportamiento represivo y asesino de los policías‒ el asesinato generalizado de estudiantes de colegio buscó apagar la llama de lucha de aquellos que tuvieron la valentía de salir a luchar en contra del Estado colonial.

 Esta práctica represiva hacia parte del repertorio que tenía el Estado para imponer su dominio. Para fundamentar esta afirmación voy a traer a colación un párrafo de uno de los informes de la Comisión para la Verdad y la Reconciliación:

 

La comisión encontró que la rama de seguridad de Soweto utilizó métodos extrajudiciales para matar a un activista, incluido el Sr. Ncebe Cassius Snuma, un tal Castro y un joven no identificado. La comisión considera que estos asesinatos extrajudiciales constituyen violaciones graves de los derechos humanos por las cuales la SAVIA, el SADF y el VLAKPLAAS deben aceptar su responsabilidad. La comisión encuentra al comisionado de policía, al ministro de orden público, al jefe de la SADF y al ministro de defensa responsable de las violaciones de los derechos humanos.

 

El anterior párrafo muestra que las acciones de represión policial, específicamente los asesinatos extrajudiciales en contra de activistas, obedecían a una lógica en la que el policía que dispara el arma era un eslabón más de un sistema estructurado desde el gobierno en donde se encontraba el ministro de defensa, el ministro de orden público, el comisionado de policía y el jefe de las SADF.

 

Otro caso que nos permite entender la sistematicidad de la represión en el alzamiento de Soweto es el del capitán “Roois Rus” Swanepoel:

“El capitán "Rooi Rus" Swanepoel, que dio a las multitudes de niños de la escuela de Sowetan la orden de dispersarse el 16 de junio y llevó a la Unidad de Disturbios a Soweto y Alexandra, dijo que había adoptado una política de disparar a matar para frenar las protestas de Soweto y que la policía había cometido un error al no usar más fuerza contra los estudiantes.”

Uno de los casos más perturbadores encontrados en los informes de la comisión es el de Mamagotla Mohale. En él podemos estudiar la tortura corporal y psicológica como medio de interrogación al preso político. Así mismo, es evidente la persecución por parte de la policía a los miembros del ANC, tanto jóvenes como viejos. Después de la masacre, el gobierno adoptó un plan de seguridad mucho más violento y represivo contra los africanos negros. Las estadísticas de detenciones subieron después del año de 1976  según los informes de la comisión.

Los disparos de los policías el 16 de junio son comparables con las ejecuciones públicas en la “Edad Media”, con la crucifixión en Roma y con la guillotina en la Revolución Francesa. Evidentemente existen diferencias radicales como podría ser el ritual de ejecución y el sentido y sistema de justicia de cada época. Sin embargo, me voy a centrar en la esencia de la ejecución; podemos llegar al acuerdo que para ejecutar a alguien se necesita de una aceptación social (así solo sea de la élite dominante) sobre lo que es el bien y lo que es el mal. Además de esto la ejecución, en el sentido aquí dado, está cargada de un simbolismo: “el que haga lo mismo será ejecutado”, “será eliminado”. Así mismo, este tipo de ejecuciones también depende de un aparato legal que lo sostenga; de esta manera, en la Sudáfrica del Apartheid estaban prohibidas las marchas. Es común encontrar en los gobiernos autoritarios incluso en los que vanaglorian de decir que son Estados de derecho, y además democráticos, la prohibición a la libre movilización social. De manera que la ejecución es exitosa cuando es pública y se da un mensaje cargado de simbolismo a quienes están en contra del gobierno. Aquel era el régimen de terror del Apartheid.

El enfoque que enriquece el análisis de este tipo de casos es aquel en el cual no se ve “al pueblo” como una masa dormida y pasiva; en realidad las voces de quienes marcharon ese día nos permiten entender que aquella protesta era un mensaje cargado de simbología de valentía y libertad. Lo que sucedió en Soweto fue para muchos la principal motivación para seguir en pie de lucha. La fotografía de Sam, como se dijo anteriormente, despertó a la comunidad internacional. Las calles de Soweto bañadas en sangre se convirtieron en un espacio de memoria La música se convirtió en un medio de divulgación de ideas, también se convirtió en los cánticos de protesta y en una relativa medida, en el paño de lágrimas de las víctimas.

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